Sus partes fundamentales son la unidad central de proceso o CPU, y las
interfaces de entrada y salida. La CPU es el cerebro del PLC y está formado por
el procesador y la memoria. El procesador se encarga de ejecutar el programa
escrito por el usuario, que se encuentra almacenado en la memoria. Además el
procesador se comunica con el exterior mediante sus puertos de comunicación y
realiza funciones de autodiagnóstico. La interfaz de entrada se ocupa de
adaptar las señales provenientes de los elementos captadores, tales como
botoneras, llaves, límites de carrera etc a nivel que el CPU pueda interpretar
como información. Por otra parte, cuando la CPU resuelve, a través de un
programa interno, activa algún elemento de campo, la interfaz de salida es la
encargada de administrar la potencia necesaria para comandar el actuador.
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